Creo que uno de los lugares de Santander que más queríamos conocer era Barichara, un pueblo mágico que conocíamos apenas por fotos y por la experiencia de otros viajeros que ya habían estado entre sus calles. Y es que había algo entre esas fotos de casas coloniales y calles empedradas que nos atraía y lo hacía completamente enigmático e irreal. Así que sin necesidad de debatirlo mucho decidimos que Barichara sería uno de los destinos que visitaríamos en nuestro #SantanderTrip.
Nuestro viaje empezó desde muy temprano; partimos desde la casa de mi prima más o menos a las 6 am para poder aprovechar al máximo la mañana y el delicioso clima que estaba haciendo. Barichara, se encuentra ubicada a aproximadamente 3 horas de Bucaramanga en bus o carro particular. Si algo nos gustó de nuestro viaje por el departamento de Santander fue la calidad de las vías y la seguridad que había por parte del ejercito nacional.
Como siempre, el sueño se apoderó de mí así que el viaje a Barichara se me hizo supremamente corto. Y me levanté justo cuando estabamos por entrar al pueblo. Y la verdad Barichara, superó nuestras expectativas sin ni siquiera bajarnos del carro. No podíamos creer lo HERMOSO que es este pueblo y lo bien cuidado que está.
Más se demoró el carro en parar que nosotros en bajarnos a empezar a recorrer sus calles. Disfrutamos del hermoso paisaje y empezamos a caminar sin rumbo fijo. Entramos a la hermosa iglesia principal y dimos gracias por tener la oportunidad de compartir y conocer todos estos lugares juntos y en compañía de nuestra familia.
En Barichara la gente es amable, tranquila, servicial y muy acogedora. ¡Te sientes en casa desde el momento en que te saludan! Como era domingo había bastante movimiento en el pueblo. Veíamos familias recorriendo la plaza principal, mochileros de otros países tomando fotos y probando las delicias de la región, y personas como nosotros que simplemente caminaban observando cada detalle.
Decidimos parar un rato para comer algo y entramos a una panadería que se encuentra en una casa esquinera frente a la plaza principal donde comimos mogollas, palitos de queso, y rollos de arequipe. ¡Todo estaba delicioso! Salimos de la panadería y continuamos recorriendo las calles, tomando fotos , visitamos algunas tiendas de artesanías. Los familiares que venían con nosotros ya conocían el pueblo así que nos dejaron explorar con tranquilidad.
Definitivamente Barichara, es un lugar al que tenemos que volver a quedarnos algunos días. A pesar de no ser muy grande hay muchas cosas que no pudimos hacer como quedarnos en uno de sus acogedores hostels o hacer un taller de cerámica la cual es una de las actividades principales del pueblo, al igual que el turismo y la venta de artesanías.
Después de salir de Barichara, nos dirigimos a San Gil a vivir una experiencia 100% extrema. Pero esa será la historia del próximo post 😉
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