Luego de haber realizado una aventura extrema en San Gil y de haber recorrido las calles de Barichara nos dirigimos a realizar una experiencia única en Curití: visitar un lugar llamado la Cueva de La Vaca. ¡Así como lo leen!, nosotros íbamos en camino a visitar una cueva llena de mur-cié-la-gos. Y es que siguiendo con mi lista infinita de miedos y traumas, les confieso que le tengo pánico a estos pequeños animales voladores. Afuera de mi casa pasan volando muchos cada noche y me toca entrar literalmente esquivandolos muerto de miedo. No se la verdad él porque de este trauma pero supongo que viene desde niño. (Lo se, tengo muchos traumas no me juzguen)
Así que mientras viajabamos a Curití trataba de no pensar en eso, y me puse a leer más del pueblo al cual nos dirigimos. Curití, está ubicado en el departamento de Santander mas o menos a 30 hora de San Gil y a 2 horas y media de Bucaramanga. Se caracteriza por ser también parte del área turística del departamento en especial por sus diversas cuevas y senderos ecológicos perfectos para todos los amantes de los deportes extremos.
Después de llegar al lugar donde empezaba la excursión, tuvimos una pequeña charla de seguridad y nos probamos nuestros cascos y linternas. Aún sin saber a que nos estabamos metiendo. SI les soy sincero, cuando nos dijeron cueva me imaginaba un gran agujero en alguna montaña al cual íbamos a entrar por más o menos 15 minutos e íbamos a ver dibujos pintados en las paredes o cosas por ese estilo. Muy lejos de la realidad que nos esperaba. Después de caminar 5 minutos hacia una reja al final de una calle del pueblo, nos adentramos por un pequeño monte lleno de vegetación y muchos árboles. Al final nos esperaba otra reja y esperamos un rato hasta que saliera el grupo que ya estaba terminando su recorrido. Sus caras lo decían todo, salían aturdidos, algunos sonriendo y otros con cara de trauma.
Ya con el camino libre, empezamos a descender por un pequeño camino, y nos encontramos efectivamente con un agujero pero hacia abajo de la tierra. Ahora entendíamos la cara de susto de los que acababan de salir. Nuestro guía nos contaba que se llama la Cueva de La Vaca porque en ese terreno habían muchos de estos animales alrededor y cuando estaban pastando sin querer caían por el hueco y morían dentro de la cueva sin la ayuda de nadie. Con eso en mente procedimos a bajar uno a uno por una pequeña escalera hasta un cuartito totalmente oscuro.
Estando ahí empezamos nuestro recorrido entre piedras, MUCHA agua y arena. Después de unos metros el guía nos dice que apra poder pasar al siguiente tramo de la cueva tendríamos que pasar por un espacio arrastrandonos como militares y luego mas adelante nos tocaba sumergirnos y durante tres segundos para poder salir hacia el otro lado. La verdad esta es la peor parte y si sufren de claustrofobia PEOR. El espacio antes de sumergirte era pequeño, pero al salir al otro lado era peor, solo podías tener de la nariz para arriba por fuera del agua.
Uno a uno fuimos pasando y empezamos a recorrer cada área de la cueva donde podiamos observar las diferentes formaciones que tenía debido a la calcificación del agua creando estalactitas y estalacmitas. ALgunas alcanzaban tamaños increíbles e incluso hasta tenían formas como de sombrilla y otras llegaban del techo hasta el piso. Afortunadamente los murciélagos estaban calmados y no fueron un problema
Después de casi 2 horas de recorrido nos untamos del barro que se crea dentro de la cueva el cual supuestamente tiene muchos beneficios para la piel. Caminamos unos minutos mas y pudimos refrescarnos en una pequeña cascada al final del recorrido. Nos tomamos varias fotos, hicimos preguntas, nos resbalamos, nos reímos pero sobre todo disfrutamos de esta super experiencia. El camino de regreso fue un poco más rápido pero teníamos que volver a sumergirnos SI o SI para poder salir, creo que esta fue la parte que menos disfrute ya que se me hizo más difícil de regreso.
Ya afuera de la cueva aún era de día, nos fuimos al lugar donde está la agencia con la que tomamos el tour y nos duchamos para terminar de quitarnos TODO el barro con el que salimos. Dimos un pequeño recorrido por el pueblo y regresamos de nuevo a Bucaramanga. ¡Aún nos faltaba un lugar por conocer y era el famoso Cerro el Santísimo!
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