Este post hace parte de una serie de posts personales acerca del intercambio que tuve en Argentina en 2014. 🙂 – Boris
Desde hace varios días les quería compartir una de las historias más graciosas que me paso durante mi intercambio en Argentina. Y es que así como lo leen: ¡Me perdí en Rosario!.
Estando de intercambio, todos los meses viajaba desde Pergamino a Buenos Aires a reclamar el dinero que mis papas me mandaban para mi estadía mensual. Un día reclamando el dinero me puse a ver los lugares en Argentina donde tenia sede esta empresa de envíos, y vi que tenían uno en Rosario, una ciudad que me quedaba mucho más cerca que Buenos Aires. Así que decidí que el próximo mes liria a reclamar el dinero en Rosario y de paso iría a conocer la ciudad durante ese día.
La verdad todo empezó mal. El día que fui a comprar mi pasaje a Rosario, cayó un aguacero impresionante en Pergamino, y me pegue la mojada del siglo. Pero eso no es todo, todos los carros que pasaban disfrutaban echarme el agua encima y precisamente tratando de subirme a un anden para esquivarlos me resbalé y caí de espaldas. Muerto de la risa, del dolor y de la pena pensando que alguien me hubiese visto, salí corriendo hasta llegar a la seguridad de mi casa.
Al otro día viajaba a Rosario a las 6am y aplicando las Leyes de Murphy, mi despertador no sonó. Me levante a las 6:30, me bañe y salí corriendo de mi casa hasta el terminal. Le supliqué a la señorita de la taquilla que me acomodara en otros bus, le conté que era extranjero y que tenia que viajar si o si a Rosario ese día. Ella muy amablemente me acomodó en el bus de las 10am, así que lo único que podía hacer era sentarme y esperar.
El viaje transcurrió normal, ya había visto mas o menos el mapa de Rosario en mi iPad y “sabia” que ruta tomar. Se me olvidaba contarles que como ya era fin de mes el ÚNICO dinero que tenía era con el que había comprado el pasaje a Rosario. Y como soy un experto en tomar malas decisiones no se me ocurrió pedir prestado nada por si algo pudiera pasar.
Cuando salí del terminal decidí caminar por donde creí era la ruta que decía mi iPad para llegar hasta la oficina de envíos. Recuerdo que pasé por un Mc Donalds y dije: “Ahorita apenas cobre el dinero, me como una BigMac.. me lo merezco” No había desayunado nada por haberme ido como un loco corriendo hasta el terminal.
Empecé a buscar la dirección y paso lo que tenía que pasar. ME PERDÍ. Sin mucha preocupación empecé a preguntarle a la gente por el lugar y muy pocas personas me daban información. Unos me mandaban para un lado, otros para otro, algunos me devolvían por donde ya había pasado, y así entre tanto preguntar duré perdido casi 2 horas en Rosario.
Una señora muy amable que escucho mi acento colombiano, me pregunto para donde iba. Le comente mi destino y muy amablemente me acompañó unas cuadras hasta una esquina donde tenia que seguir caminando derecho hasta llegar a la oficina. Gracias a la señora pude llegar sin mucha complicación, pero la oficina estaba ya cerrada. Abrían en una hora, así que decidí reportarme con mis compañeras de casa y mi familia en Colombia para decirles que todo iba bien.
Cuando pude entrar a la oficina me encontré con la ÚNICA persona en Argentina que se comportó de manera grosera durante todo mi intercambio. Me presente frente a la taquilla de este señor y le presente mi pasaporte para cobrar el dinero, el señor verificó los datos y si,efectivamente ya podía reclamar el dinero , solo que a este señor NO se le dio la gana de pagarme. Según el porque no tenia efectivo suficiente y que pagarme a mi no era prioridad, que tenia que guardar el dinero para otras transacciones.
Quede en shock. Lo primero que pensé fue ¿como demonios me devuelvo a Pergamino? Le explique mi situación y el me respondió textualmente: “Y a mi que me importa que seas colombiano y no tengas para regresarte a Pergamino”. En ese momento, mi cabeza se me bloqueó. La gente me miraba y yo no sabía que hacer. Volví a la taquilla a pedirle nuevamente el favor, y este señor me dijo: “No entendés que no te voy a pagar”. Sin dudas este tipo amaneció con el pir izquierdo, así que decidí no insistir.
Salí de la oficina a llamar a mis amigos en Pergamino, para ver si podían de una forma enviarme dinero o si podían comprar un pasaje para poder reclamarlo en Rosario. Afortunadamente mi amiga Francina lo pudo hacer y me compro el pasaje de regreso para las 5 pm. Estando afuera llamando unas señoras se me acercaron a preguntarme si había solucionado algo y les explique que ya había podido solucionar mi regreso a Pergamino, pero que me parecía una falta de respeto la actitud del señor de la oficina. Ellas me aconsejaron esperar un poco más en la oficina a ver si me hacían el favor.
Me quedé esperando un tiempo más a ver si de pronto se le aflojaba el corazón a este señor y no. Lo único que hizo fue burlarse y reírse desde su taquilla, recordándome cada 5 minutos que no me iba a pagar. Ya con decepción hambre y tristeza decidí irme de regreso a la terminal. Reclamé mi pasaje y espere a que fuese la hora de viajar de regreso a Pergamino. Cansado y con mucha tristeza me despedí de Rosario con la promesa de volver para conocerla mejor. ¡Y lo cumplí!. A pesar de esta mala experiencia, pude volver Rosario y enamorarme de ella. Lo único que se me olvido hacer fue volver al Mc Donalds y comerme la BigMac. Pero eso sera para la próxima. 😉
Hola Boris. Lamento tu mala experiencia en mi ciudad natal. Creo que ante estas circunstacias es bueno “escrachar” a esas personas que no cumplen con su deber , que es la de atender al público. Además de poner una reclamación en la oficina deberias poner en internet el nombre de la empresa, fecha, hora y detalles de la “persona” que te mal atendió.
Un abrazo y espero que disfrutes de Argentina!!!
Muchas gracias por tu mensaje. Y si, en su momento hable con el supervisor de este señor en Buenos Aires y les comente mi caso. Pero igual me lleve una excelente imagen de tu ciudad. 😉 gracias por leer!
[…] como lo leen.. ME ENAMORÉ!! Y es que después de una experiencia no tan buena días atrás en Rosario decidí darle una segunda oportunidad y valió totalmente la pena. Rosario […]